No sé por qué el gobierno tiene tan mal concepto de una turba de personas bailando High-energy, electro, o rockeando bien duro en un tokín de la calle. Todo lo que no sea una reunión de “Jóvenes por algunnombresuperformalyaburrido” es sospechoso. Pero no hablaré de las trabas constantes en la diversión, porque eso va dentro del paquete.
Todos alguna vez hemos sentido que nacimos para la fiesta, la fiesta nació dentro de nosotros y después todo fluyó en un caudal de alcohol incontrolable, hasta ser felices por siempre.
El otro día me pregunté ¿por qué soy tan party monster?, ¿Es un castigo o una bendición divina? Y lo único que se me vino a la mente fueron las imágenes de todas las fiestas, eventos maravillosos alrededor de México, esas celebridades geeks con las que chateaste durante años y que después, casualmente, encontraste casi orinadas en el rincón del concierto de Maria Daniela y su sonido laser. Sí, esos rockstars de myspace con quien coquetabas por mensaje, músicos extraordinarios de los que fuiste grupie y que jamás volviste a ver (porque de hecho, sus rolas ni te gustaban tanto).
Mamá, papá, no sé por qué soy así. No sé por qué les salí rara pero yo solo quiero rockear. Salirte de parranda es como sentir una extraña especie de vida, es como engendrar un alien y querer sacarlo a pasear. Llegas con todo el ánimo de bailar, hablas con gente que apenas conoces, ellos te cuentan su vida y tú también. Pero todo suena mejor cuando es un lugar undergound o cuando sabes que hay un after confirmado, es como si la vida tuviera un sentido y el sentido fuera encontrar al amor de tu vida en la fiesta (cosa que por cierto, nunca pasa) pero en el proceso, sí, te la pasas a todísima madre. No lo niegues.
Ya, hablando en serio –antes de que se me acabe la inspiración- party monstrear nos recuerda una parte de nuestra niñez, ahí somos inocentes y perversos. Es como el último respiro antes de envejecer y volverte una persona acotada a un reglamento. Me acuerdo que cuando era niña me emocionaba un chingo jugar, era como mi motor y no concebía el mundo de otra forma. Ahora, en mi juventud, parrandear me reconecta con esa misma emoción, exactamente la misma. Es un lugar cálido, lleno de chistes, buena música y esos amigos que lo único que te piden es desvelarte hasta las 7 a.m.
A pesar de que las fiestas tienen la peor reputación del mundo, también son un buen lugar para generar ideas. Los asistentes, en su mayoría son grandes o futuros artistas, escritores, fotógrafos, bailarines, músicos, diseñadores. No sé a cuanta gente verdaderamente creativa he conocido en sus momentos de borrachera. No sé por qué les da tanto miedo aceptar que te la puedes pasar bien chingón y también hacer cosas chingonas. Lo que aprendí es que la inspiración viene de vivir y divertirse es vivir, y para crear algo, cualquier cosa por más mínima que sea se necesita el motor inspiracional.
Me hubiera gustado hablar de toda esa gente que ha movido la escena fiestera de Hermosillo, todos los que se fueron con la frente en alto y todos los que se quedan, aquí, luchando como Don Quijote para que la gente se mueva. Sería difícil para mí decirles quiénes han sido los más populares, o las más guapas o los mejores artistas. Solo sé que cada uno de nosotros nos cambiamos de muchas maneras, nos conocimos por la noche, nos robamos besos, nos peleamos con la novia/o, nos hicimos enemigos porque es un pueblo y pues, hay que inventarnos drama para hacer las cosas interesantes.
Nada mas quiero decirles que nunca podremos poner en nuestro CV que somos los mejores fiesteros, que bailamos bien chingón el electro dance o que alguna vez hicimos una party con 700 personas. No más, les pido que nunca olviden que somos más que eso, más que los dramas, más que la mala fama. Todos ustedes, son grandes artistas, grandes pensadores, pero sobretodo, somos grandes soñadores.
Y recuerden: hay fotos bien culeras de nosotros, no mamen, hay que borrarlas. JAJAJAJA
Por: Lolita Terechkova
Collage: Tania León
Lolita andas fuera de todo control humano, apenas y termino de leer algo y ya traes más material nuevo, qué bárbaraaa!
ResponderEliminarParty monstrear es un arte. Tienes toda la razón. Y sí, estoy de acuerdo contigo, con el punto de que no entiendo porque a veces se cierran tanto las personas mayores, se puede enfiestar chingón y cumplir con el trabajo o hacer cosas chingonas. Todo es cuestión de encontrarle el sabor a las dos cosas.
Lo de las fotos, mmm sin comentarios, me encanta documentar la fiesta, aunque a veces si es necesaria la 'censura' jajajaja
Si verdad? hasta parece que nos pagan por correr este blog! HAHAHA :*
ResponderEliminarwow,
ResponderEliminaramé este artículo y me siento totalmente identificado. saludos!!
Supremooo artículo, me cuento entre esas party monsters hillenses, muack!
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