lunes, 25 de octubre de 2010

El pinche infierno, papá.


¿Qué puedo decir de la película El Infierno que no haya dicho la misma película? Es bien difícil hacer un review de un tema tan obvio. Todos hemos vivido alguna situación de los personajes, todos hemos conocido algún “cochiloco” que se la anda rifando y pateando culos a donde va, aunque por otro lado, los mexicanos que necesitan dedicarse al narco para ganarse una lana y sobrevivir, aumentan.
La película narra un México –no muy alejado de la realidad- lleno de asesinatos ocasionados por los conflictos del terreno, dos familias que disputan su lugar en la venta y tráfico, desafortunadamente, en los intereses personales se terminan llevando entre las patas a un pueblito entero.
Cuando entré a la sala de cine me di cuenta de la fascinación que ha causado, te encontrabas chingos de norteños en botas, buchones, probablemente mucha raza que se dedica a negocios “chuecos” y que por primera vez en la historia se sentirían identificados con una película que no fuera El padrino, o la serie de Los Sopranos. Me sorprendió que cada escena nos diera más gracia que la anterior, no importaba si había mucha sangre o si se trataba de un acontecimiento injusto y fuera de lugar, todo, absolutamente todo nos daba risa. Claro, tenía sus momentos melancólicos aunque el género podríamos encasillarlo en una comedia muy oscura.
En la psicología del mexicano encontramos que nos reímos para ocultar nuestro dolor, reímos porque sabemos que en cualquier momento nosotros podríamos ser los que se encuentren amarrados en una silla, torturados o asesinados como perros. La risa, sorprendentemente, no la ocasiona la genialidad del Director de El Infierno, Luis Estrada, la ocasiona nuestra forma de educación: aguantar los chingazos y todavía, poner una sonrisa.

El mismísimo director Luis Estrada con López Dóriga, bueno, yo hubiera preguntado cosas más interesantes pero pos ni pa' donde arrimarse con este vato Dóriga.


Una película que invita a la reflexión, representando a una de las generaciones más violentas: nuestra generación. ¿Cómo queremos ser recordados?


3 comentarios:

  1. A mí me dijeron que el mundo nos ve como gente peligrosa y decapitadora. Eso es muy chingón, pero el precio de esa fama me parece lamentable. Cómo quisiera irme ya a Finlandia y mentir allá, decir que soy de Paquistán o algo así.

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  2. Mucha risa y todo, pero al menos yo si salí del cine con un poco de aguite y el corazón apachurado por que no quiero que a México se lo lo lleve la "berga".

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  3. Carlos, jajajajajaja... totalmente de acuerdo contigo. El precio de esa fama será hardcore.

    Clitza, sí vi algunas personas que de verdad, salían muy muy conmovidas por las escenas y la historia.

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